Segunda Palabra: "HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAISO" (Lc.
23:43)
Sobre la
colina del Calvario había otras dos cruces, el Evangelio dice que junto a Jesús
fueron crucificados dos malhechores. La
sangre de los tres formaban un mismo charco, pero, como dice San Agustín,
aunque para los tres la pena era la misma, sin embargo, cada uno moría por una
causa distinta. Uno de los malhechores
blasfemaba diciendo: “no eres Tú el Cristo? Sálvate a ti mismo y sálvanos a
nosotros también. Había oído a quienes
insultaban a Jesús, había podido leer incluso el título que habían escrito
sobre la Cruz, “Jesús Rey de los Judíos” era un hombre desesperado, que gritaba
de rabia contra todo. Pero el otro
malhechor se sintió impresionado al ver cómo era Jesús; lo había visto lleno de
una paz que no era de este mundo, le había lleno de mansedumbre, era distinto
de todo lo que había conocido hasta entonces incluso le había oído pedir perdón
para los que le ofendían, y le hace esta suplica sencilla pero llena de vida, “Jesús
acuérdate de mí cuando estés en tu Reino” Se acordó de improviso que había un
Dios al que se podía pedir paz, como los pobres pedían pan a la puerta de los
señores. Cuantas suplicas les hacemos
nosotros a los hombres y que pocas le hacemos a Dios…Y Jesús que no había
hablado cuando el otro malhechor le injuriaba, volvió la cabeza para decirle:
Te lo aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Jesús no le promete nada terreno, le promete
el Paraíso para aquel mismo día, el mismo Paraíso que ofrece a todos hombre que
cree en él. Pero el verdadero regalo que
Jesús le hacía a aquel hombre no era solamente el Paraíso, Jesús le ofreció el
regalo de sí mismo. Lo más grande que
puede poseer un hombre una mujer es compartir su existencia con Jesucristo,
hemos sido creados para vivir en comunión con El. Señor Jesús al igual que aquel ladrón
arrepentido te digo: Señor pequé, Ten
piedad y misericordia de mí.
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